Ricky Rubio está viviendo unos días caóticos en la NBA con ya dos traspasos en apenas dos días que le han llevado de Phoenix a Oklahoma, y de la Ciudad del Trueno a los orígenes: Minnesota. Vuelve uno de los personajes más adorados en Minneapolis para intentar cumplir lo que nunca logró. Se marchó de allí con cara de niño, y regresa convertido en un hombre.
Hace apenas dos días, Ricky Rubio se quejaba amargamente del negocio que es la NBA y el poco control que los jugadores tienen sobre su futuro al ser traspasado de los Phoenix Suns a los Oklahoma City Thunder en las primeras horas del mercado de traspasos. El enfado venía, presumiblemente, de las esperanzas y expectativas que el base de El Masnou tenía puestas en la temporada 2020/2021 tras haber hecho un buen papel en la anterior, y dejar al mundo NBA anonadado con el breve tiempo en la Burbuja de Orlando, donde fueron el único equipo invicto en los seeding games (partidos clasificatorios).
Después de haber llegado al verano con la moral alta, el objetivo de Ricky Rubio era conseguir que el equipo de Arizona llegase al año siguiente a los playoffs, ronda en la que ha tenido hasta el momento dos participaciones con los Utah Jazz. Sin embargo, Devin Booker soltó el órdago de que o le traían una estrella, o se marchaba de Phoenix, y los Suns decidieron otorgarle ese deseo. Teniendo en cuenta la composición de la plantilla, Ricky Rubio era una de las piezas necesarias para mover, ya que su contrato encajaba a la perfección en casi cualquier traspaso. La franquicia encontró en Oklahoma su candidato ideal, y consiguieron llevarse a un Chris Paul del que los Thunder querían librarse por su salario (38 y 44 millones), ya que el equipo de Oklahoma se encuentra en fase de reconstrucción y prefieren sacrificar unos años. Con ese movimiento, las esperanzas de Ricky se vieron frustradas y, en ese momento, se convirtió en jugador de los Thunder.
Anuncio de los Thunder un día antes de ser traspasado
Sin embargo, la figura de Ricky Rubio tampoco encajaba con esa reconstrucción, ni por contrato (17 y 20 millones), ni por nivel de juego, y la baza del base catalán era jugosa para algún equipo con los cupos de estrellas ya cubiertos y que buscase un director de juego que dejase anotar al resto. Curiosamente, la mejor opción se convirtió en su primer equipo, y el primero en traspasarle a Utah a cambio de dinero: los Minnesota Timberwolves. En un principio no parecía el destino ideal, ya que una de las dos estrellas es D'Angelo Russell, quien suele jugar de base; sin embargo, todo cobra sentido si Russell, un gran anotador, deja la dirección de juego a Ricky y él se pasa a un rol de escolta, con el que pueda dedicarse especialmente a anotar a canasta. Además, con Karl-Anthony Towns, uno de los ya considerados mejores pívots de la liga, Ricky se entiende bien, ya que en la primera etapa de Rubio en Minneapolis ya coincidieron, y la asociación base-interior siempre ha sido un fuerte del español.
Una asociación ya conocida
Con este movimiento regresa Ricky Rubio a la que fue su primera casa en la NBA: el Target Center de Minneapolis. Y regresa con un objetivo claro, el de jugar unos playoffs con la camiseta de los Timberwolves, ya que esa fue su espina clavada tras sus seis años allí. El base se puede encontrar en las ciudades gemelas una comunidad que siempre le tuvo en muy alta estima. En su llegada a la NBA, los Wolves estuvieron cerca de romper con su récord negativo de años sin disputar playoffs, pero la rotura de ligamentos de Ricky truncó las esperanzas de la afición de Minnesota. En los años siguientes, y ya sin Kevin Love pero con un equipo joven e ilusionante, los Timberwolves intentaron en vano jugar postemporada, logrando en varias ocasiones récord positivo de victorias y derrotas, pero quedando fuera por la dureza de la Conferencia Oeste (en el Este hubieran entrado sobrados). Sin embargo, a pesar del cariño que la gente de Minneapolis tenía por Ricky, ya que se involucró mucho con la comunidad y fundó su fundación allí, la franquicia le traspasó antes de tiempo. Ahora, puede cumplir ese objetivo.
Hay varios elementos a tener en cuenta que pueden ilusionar bastante a Ricky Rubio. Lo primero es el entrenador. Actualmente, los Timberwolves están entrenados por un técnico muy joven, Ryan Saunders, quien fue asistente durante la etapa de Ricky en Minnesota. Pero es que además, Ryan es el hijo del mítico Flip Saunders, quien falleció a causa de un cáncer el 25 de octubre de 2015, apenas unos días antes de que comenzara la temporada regular, siendo todavía el entrenador jefe de los Wolves. Aquello golpeó duro a Ricky, quien ya tenía a su madre batallando contra la misma enfermedad, y tener ahora la oportunidad de ser entrenado por su hijo seguro que le hace mucha ilusión.
Dedicatoria de victoria de Ricky Rubio a Flip Saunders días después del fallecimiento del entrenador
Otro aliciente serán las posibilidades reales de entrar en playoffs. Con el nuevo formato post COVID-19, aunque los Timberwolves están en la conferencia más dura, su participación en la División Noroeste les puede dar más opciones de disputar postemporada. Este formato indica que cada equipo jugará un total de 8 partidos contra conjuntos de su misma división, por lo que se enfrentarán 8 veces contra Denver Nuggets, Portland Trail Blazers, Utah Jazz y Oklahoma City Thunder. Si bien es cierto que los Nuggets son los favoritos a llevarse la división, Utah y Portland están a un nivel similar a Minnesota actualmente, y con la reconstrucción de los Thunder se puede esperar que venzan a los de Oklahoma bastantes veces, sumando así muchas victorias. Además, también jugarán varios partidos contra equipos como Memphis, Nueva Orleans, San Antonio, Sacramento o Houston (que será mejor o peor dependiendo de cómo manejen su crisis), contra los que pueden sacar un número importante de victorias. Por último, este sistema reducirá el número de viajes largos, y esto puede ser clave ya que los Timberwolves son el equipo que más kilómetros viaja cada temporada, y podrían verse beneficiados por estar algo más descansados.
Lo importante es el regreso de Ricky Rubio a Minnesota. Cumplir con el objetivo de llevar los playoffs al Target Center, hacer honor a su ex entrenador Flip Saunders, y devolver a la gente de Minneapolis el cariño que siempre le expresaron. El lobezno regresa a casa convertido en lobo.
De niño a hombre
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