Si por algo se han caracterizado los Houston Rockets en los últimos años es por intentar romper con las convenciones del baloncesto tradicional y ganar campeonatos de una manera original. Esta teoría se llevó a cabo gracias a Daryl Morey, antiguo General Manager, quien entregó a James Harden el mando de los Rockets para convertirse en el mejor anotador de los últimos años e intentar ganar el campeonato de la NBA.
Sin embargo, ese ansiado trofeo no termina de llegar. La franquicia de Texas rodea a "La Barba" de los mejores complementos posibles para su juego y siempre le busca alguna estrella que pueda acompañarle en esa búsqueda del anillo, como ha sido en las últimas temporadas con Chris Paul y Russell Westbrook. Con esa confección de plantilla, el plan es el siguiente: que Harden tenga el balón el 60% del tiempo, la otra estrella el 30%, y el resto de jugadores un 10. Esto es algo muy evidente de ver, ya que en varios partidos se ha visto a los jugadores de Houston sin tener siquiera las manos preparadas para recibir un pase, ya que saben que James Harden se la va a tirar seguro. Además, la última estrategia rompedora de Morey, un friki de la estadística avanzada, fue la de librarse del único jugador alto del equipo ya que el +/- (diferencia entre puntos recibidos y anotados) de los últimos playoffs fue positivo sin ningún pívot y negativo con Capela, dejando por lo tanto un quinteto titular en el que ningún jugador superaba los 1,98 metros. La estrategia pareció funcionar cuando se enfrentaron a los Lakers, el equipo más alto de la NBA, sorprendiendo con un juego que desactivó a los más grandes de Lakers, pero a la larga, en playoffs, el plan les salió muy mal.
James Harden con Chris Paul en la 2018/2019
Sin embargo, lo que nadie se esperaba es que Houston se viese inmerso en una crisis nada más terminar la temporada. Mike D'Antoni, entrenador de los Rockets, fue el primero en dejar su puesto, creando el primer problema ya que para el juego desarrollado con James Harden era el mejor entrenador posible. Poco después, el constructor del equipo Daryl Morey también dejó Houston para, se suponía, descansar durante algún tiempo y disfrutar de su familia. Apenas dos semanas después se convirtió en presidente de operaciones de los Philadelphia 76ers. Y cuando todo parecía tranquilizarse, y tras haber firmado a un entrenador asistente en Dallas para gestionar al equipo (creador del mejor ataque en la historia de la NBA en cuanto a números), Russell Westbrook declara que no quiere seguir jugando con James Harden, ya que no puede ser el protagonista que siempre ha querido ser, no tiene el balón tanto como a él le gustaría.
Típico ataque de Houston en el que todos los jugadores se abren para dejar espacio a James Harden
Sin embargo, durante la noche de ayer, domingo 15 de noviembre, salió una nueva bomba en Houston. El propio James Harden empieza a considerar su futuro lejos de los Rockets, esencialmente porque Kevin Durant y Kyrie Irving, estrellas de los Brooklyn Nets, le están reclamando para su súper equipo y construir la plantilla imbatible del Este. Según los periodistas NBA, este movimiento a día de hoy es posible, lo que hace unos días parecía impensable, y de producirse sería de esperar que entonces los Rockets decidiesen quedarse a Russell Westbrook para no convertir su equipo en uno de los peores de la NBA 2020/2021. La decisión no es sencilla, ya que Harden es su gran estrella, jugador sobre el que han construido la franquicia en los últimos años, por lo que quedarse sin él sería un palo importante para los de Houston.
¿Posible futuro de Brooklyn?
Por otro lado, pocas franquicias querrán hacerse con los servicios de Westbrook, ya que su contrato implica que en las próximas tres temporadas, Westbrook se embolsará 41,3, 42,2 y 47 millones de dólares entre 2021, 2022 y 2023, algo que no demasiados equipos querrán hacer frente. Además, su estilo de juego requiere un físico descomunal, y con 32 años de edad, ese físico solo irá para abajo, por lo que probablemente cada temporada irá bajando su rendimiento debido a este problema. Por lo tanto, ¿qué equipos querrían hacerse con alguien como Westbrook? Pues ahora mismo, los que no tengan opciones de entrar en playoffs y quieran intentar asaltar esas posiciones y, en el futuro, atraer a otras estrellas que quieran también jugar postemporada y estar acompañados de Westbrook. Por ejemplo, Charlotte Hornets o New York Knicks parecen franquicias ideales para Russ, ya que llevan demasiados años lejos del éxito y traerse a un jugador de ese calibre en agencia libre no suele salirles bien. Además, Westbrook viste zapatillas Jordan, y Michael Jordan es el dueño del equipo de Charlotte, por lo que intentar conseguir a una de sus estrellas en su propio equipo podría parecer un movimiento adecuado para Mike.
Sin lugar a dudas, este año Houston se la juega. Con Daryl Morey en Philadelphia, otro de los destinos posibles para James Harden sería también la ciudad más importante de Pennsylvania. Es cierto que un traspaso a Philly podría hacer llegar a Houston a uno de los grandes jugadores de los Sixers, que son Joel Embiid y Ben Simmons, aunque de tratarse de Brooklyn, los Nets no se desharán de Irving o Durant para hacer llegar a "La Barba", por lo que solo enviarían jugadores de menor nivel. En caso de quedarse con Harden, el traspaso de Westbrook debería hacer llegar alguna estrella o buen complemento para que Houston siga siendo un contender y Harden no quiera dejar la ciudad en la que está instalada la NASA.
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